¿Sabías que algunos medicamentos se hacen con veneno?
Lo que puede matar… también puede sanar, si se usa con ciencia.
Aunque parezca sorprendente, varios medicamentos modernos se originan en sustancias tóxicas o venenosas, como los de animales venenosos, bacterias o plantas. Lo que los hace útiles es la dosis controlada y el enfoque preciso con que se aplican.
Un ejemplo impactante es el captopril, un medicamento para la hipertensión. Su desarrollo se inspiró en el veneno de la serpiente Bothrops jararaca, una víbora de Sudamérica. Este veneno causaba una fuerte caída de presión arterial, lo que llevó a los científicos a aislar el compuesto responsable y convertirlo en un tratamiento seguro y eficaz.
Otro ejemplo es la toxina botulínica (sí, el famoso “Botox”), que en dosis mínimas se usa para tratar espasmos musculares, migrañas y sudoración excesiva. Y en el campo de la oncología, se investigan compuestos derivados de conchas marinas, escorpiones, abejas y ranas venenosas.
Estos avances nos muestran cómo la farmacología convierte lo peligroso en una herramienta terapéutica cuando se entiende, se purifica y se administra correctamente.
Dato FarmaCurioso:
En farmacología, la dosis lo es todo. Una sustancia puede ser veneno o medicina, dependiendo de cuánto se use. ¡Así lo dijo Paracelso hace más de 500 años!
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